16 de diciembre de 2011

GRITOCIDIO


Impetuoso, creativo, innovador, dinámico; pero sobre todo: realista. Estas son las palabras con las que describiría Gritocidio, una producción de Marvin Aguilar, tan reveladora que estremeció muchos de los pilares del conocimiento establecido a lo largo de toda una vida de estudios. ¿A qué me refiero? A la historia oficial salvadoreña que nos es contada desde que muy pequeños iniciamos el proceso de "educación", donde supuestamente se nos dice quiénes somos y cuál es el proceder de nuestros antepasados.

Según la historia oficial salvadoreña, el 5 de noviembre de 1811, José Matías Delgado, prócer salvadoreño, tocó las campanas de la Iglesia de la Merced, proclamando así el Primer Grito de Independencia; acontecimiento que durante todo el año 2011 hemos conmemorado como salvadoreños y lo hemos llamado: Bicentenario del Primer Grito de Independencia.

¿Qué les parecería si esto no hubiese ocurrido? Pues es eso precisamente de lo que se encarga Gritocidio, de darnos a conocer una verdad que por mucho tiempo se nos ha ocultado, cayendo en una espiral del silencio, la cual tendrá fin en Gritocidio. Es importante recalcar el contraste que hace Gritocidio entre la historia oficial, la publicidad del Bicentenario, las noticias de las diferentes actividades conmemorativa y la realidad, lo cual pone un fuerte fundamento de credibilidad.

Esta producción es respaldada por la experiencia de reconocidas figuras públicas como: Pedro Escalante Arce, Presidente de la Academia de Historia; Juliana Ama, Lideresa Indígena; Rafael Lara Martínez, Premio Nacional de la Cultura 2011, Rodolfo Cardenal, SJ Historiador. 

De esta forma les invito a que estén muy atentos y al tener la oportunidad de ver Gritocidio, no lo piensen dos veces, será una experiencia liberadora, como lo dije en la publicación "El Silencio no siempre es de oro", la verdad nos hará libres. 

Para más información de Gritocidio lean este artículo publicado por Marvin Aguilar: http://blog.alteriuris.net/gritocidio/#.Tuu7ubJC8bM

9 de diciembre de 2011

JESÚS Y BUDA


Siddhartha Gautama (Buda es un título que significa "el iluminado"), desarrolló un sistema religioso completamente diferente del judaísmo y del cristianismo. El budismo empezó como una reforma interna del hinduismo, el que se convirtió en un sistema especulativo y supersticioso. Gautama rechazó los rituales y el ocultismo, en su afán por corregirlo, desarrollando una religión esencialmente atea (aunque las formas tardías del budismo regresaron a los dioses hindúes). Sus creencias básicas se resumen en las <<Cuatro verdades nobles>>:

1. La vida es sufrimiento.
2. El sufrimiento es causado por los deseos de placer y prosperidad.
3. El sufrimiento puede superarse si se eliminan los deseos.
4. El deseo puede eliminarse por la <<Senda óctuple>>. Esta consiste en un sistema que consta tanto de educación religiosa como de preceptos morales del budismo.

Esta senda abarca el recto saber (las "Cuatro verdades nobles"), las intenciones rectas, el hablar recto, la conducta recta (no matar, no beber alcohol, no robar, no mentir, no cometer adulterio), la ocupación recta (ninguna que cause sufrimiento), el esfuerzo recto, el recto cuidado atento (negar el yo finito), y la recta meditación (Raja Yoga). La meta de todos los budistas no es el cielo o estar con Dios porque en la enseñanza de Gautama Él no existe. Ellos buscan el nirvana, que es la eliminación de todo sufrimiento, deseo y de la ilusión existente en el yo. Aunque ahora hay un sector más liberal que ha deificado a Gautama, y lo ve como un salvador (llamado budismo mahayana), hay otro, el budismo theravada, más apegado a las enseñanzas de Gautama, que sostiene que él nunca reclamó divinidad para sí. En cuanto a ser salvador, se dice que las últimas palabras de Buda fueron: <<Los budas solo señalan el camino; trabajen con diligencia por vuestra salvación>>.

Como variante del hinduismo, el budismo está sometido a todas las críticas mencionadas antes; la enseñanza de Jesús también se muestra superior a esta forma.

Jesús enseña esperanza en la vida

Mientras el budismo considera que la vida es solo sufrimiento y que la identidad es algo que debe erradicarse, Jesús enseñó que la vida es un don de Dios para disfrutarse (Juan 10:10), y que el individuo debe ser supremamente honrado (Mateo 5:22). Más aún, Él prometió esperanza en la vida venidera (Juan 14:6). Ciertamente esto es mejor que la eliminación del deseo y del yo que enseñó Gautama.

Jesús enseña una forma de salvación mejor


El budista también enseña la reencarnación como medio de salvación. Sin embargo, la individualidad del alma o el yo es erradicado al final de cada vida en esta variedad de hinduismo. Por eso, aunque uno siga viviendo, no tiene esperanza, como individuo, de alcanzar el nirvana. Jesús prometió esperanza individual para cada hombre como ser individual (Juan 14:3), y dijo al ladrón que estaba en la cruz, a su lado: <<Hoy estarás conmigo en el paraíso>> (Lucas 23:43).

Jesús enseña su propia deidad

La última palabra del tema la pronuncia una tumba vacía que prueba las proclamas emitidas por Jesús de que es Dios encarnado. Gautama no declaró algo como eso ni ofreció pruebas de que así fuera el caso; sencillamente apuntó el camino para que otros lo siguieran al nirvana.

LO ÚNICO QUE ES NUESTRO

Luego de analizar en clase el documental "500 naciones" se nos formuló la pregunta ¿Qué es lo nuestro?, basándome en el material mencionado anteriormente, creo que lo único nuestro es ese espíritu de lucha y perseverancia para defender nuestros ideales. Por esa razón, en este articulo trataré una de los hechos históricos que lo demuestra: La Insurrección de 1932.

La crisis de 1929 fue una de las situaciones más drásticas por las cuales ha pasado la economía mundial incluyendo a El Salvador, siendo ésta la crisis  responsable del decaimiento del precio del café, que en aquella época era considerado el grano de oro, medio de subsistencia del país.

Asimismo, el pueblo salvadoreño estaba bajo el poder de uno de los presidentes más déspotas del país, el General Maximiliano Hernández Martínez, quien con  su forma de gobernar hizo padecer al pueblo un enorme sufrimiento y la angustia de vivir bajo un régimen militarista, cruel, violento y sin ninguna esperanza de salir adelante en cuestiones educativas y culturales.

El régimen militarista de Hernández Martínez, fue repudiado por  países Latinoamericanos  que observaban el sufrimiento de El Salvador, aunque dentro de los reprimidos por Hernández  Martínez se encontraban seres que defendían los derechos de sus hermanos salvadoreños, por mencionar algunos personajes emblemáticos tenemos a: José Feliciano Ama, Anastasio Aquino, Agustín Farabundo Martí, Mario Zapata y Alfonso Luna; estos últimos fueron protagonistas claves en el levantamiento que se originó en 1932 en la ciudad de Izalco.

El 22 de enero de 1932 la noche fue testigo de aquel alzamiento ante la injusticia y el poder al que estaba reprimido un pueblo que deseaba ser libre y próspero. Las regiones del occidente fueron el escenario de este alzamiento, campesinos luchando en contra de la opresión que habían venido soportando desde gobiernos pasados, defendiendo sus derechos a la educación equitativa del pueblo campesino ante el burgués; siguiendo sus metas esa noche tomaron sus armas (herramientas de subsistencia) de diferentes índoles y atacaron bases militares y obtuvieron éxito en muchos puestos militares.

Los que dirigieron aquel levantamiento, los personajes más mencionados en libros y escritos, son: Ama, Martí, Zapata, Luna, estudiantes universitarios y campesinos  que se oponían ante la represión que estaba sufriendo su pueblo.

Sin embargo, Hernández Martínez no se quedó cruzado de brazos, reunió a sus escuadrones y dio inicio una batalla campal en la cual se luchaba por sobrevivir, en la cual las fuerzas militares tuvieron ventajas por el armamento que utilizaron para el contragolpe; pero aún así les tomó días a los militares obtener el control total del territorio atacado.

Murieron centenares de personas en aquel levantamiento sangriento, aproximadamente 40 mil personas fueron asesinadas de  la forma más feroz y sin escrúpulos. Campesinos, Obreros, Artesanos, Estudiantes y Profesionales se levantaron en armas para exigir el bienestar de su pueblo a través de elecciones limpias sin fraudes y sin opresiones.

En el contragolpe atacaron las unidades del Ejército, la Guardia Nacional, la Policía, y voluntarios  organizados en “Guardias Cívicas”. Después que las unidades del gobierno tomarán el control establecido, surgió una opresión más violenta en contra del pueblo salvadoreño, Martínez se enfureció al grado de volverse más déspota al proponerse aniquilar a todo individuo que estuviera en contra de su pensamiento ideológico y dogmático.

Si alguien no estaba de acuerdo con “El Brujo de las Aguas Azules”, era llamado comunista; fue así como el pueblo se vio sumergido en un régimen militar absoluto, guiado por el presidente más tirano, dictador, opresor, autócrata, violento y dominador de todos los tiempos.

Después de lograr el control, los militares capturaron a Feliciano Ama, siendo ejecutado el 28 de enero de ese mismo año, presuntamente su muerte fue tan feroz para que ninguna persona deseara morir de esa forma y para no ser olvidada la barbarie con la que se silenció una de las voces del pueblo reprimido.

Al pueblo le hicieron creer que Ama murió ahorcado, pero la verdad murió fusilado y colgado de un árbol sirviendo de ejemplo para todo aquel que pensará levantarse en contra de Hernández Martínez. Después de la captura de Ama, capturan a Martí,  Zapata  y Luna; quienes fueron llevados al consejo de guerra y condenados a muerte, fueron fusilados el 1 de febrero. Sin embargo; sus ideales no fueron capturados, ni murieron, una huella sangrienta en los salvadoreños los hace resurgir.

EL SILENCIO NO SIEMPRE ES DE ORO

"El silencio no siempre es de oro", basta un breve recorrido a través de los inicios de la historia de El Salvador para hacer esta afirmación, declaración que nace no precisamente de la versión “oficial” que se da a conocer para beneficio de unos pocos; pues si se dijera todo lo que realmente ocurrió, hace muchos años que éste pueblo fuera realmente libre.

Escribo estas líneas después de tener la oportunidad de analizar durante la clase el documental "500 naciones", y creo que puedo aprovechar este espacio virtual para aplicar dicha información a la realidad salvadoreña; al darme cuenta que realmente nunca dejamos de aprender y cuán ciertas son las palabras: “La verdad os hará libres…”.

Si por cuenta propia buscásemos la verdad, hace mucho tiempo que el país hubiese abierto los ojos y dejado de cantar una falsa libertad para buscar la verdadera. Es admirable el hecho de pensar como nuestros antepasados tenían un alto grado de respeto a la vida y como habían logrado establecer una sociedad de justicia y equidad, donde las tierras eran un bien público y las leyes se aplicaban a todos por igual.

No obstante, nos hacemos llamar una sociedad “civilizada”, como si el término civilización significara matarnos entre nosotros, aplicar las leyes según conveniencia, dejar que los pobres se hagan más pobres, mientras los ricos siguen llenando sus graneros.

No es posible que recordemos la Conquista de El Salvador como un favor de la corona española, cuando en realidad constituyó una invasión a la fuerza, destruir una cultura floreciente y el inevitable retroceso en el proceso evolutivo de un sociedad altamente organizada, luchadora e incluso que sabía actuar más inteligente que sus propios conquistadores.

Muchos consideran ignorantes a nuestros antepasados, simples cazadores y artesanos; pero más ignorante es el que lo dice, pues demuestra lo poco que se ha interesado por estudiar la historia de su propio país. Cómo llamar ignorante a un pueblo que supo no darse por vencido, batirse cuerpo a cuerpo contra aquellos que intentaban someter a hierro a un pueblo que con sangre afirmó su deseo de ser libre.

Bien es cierto que ante el brillo del metal manchado con la sangre de los primeros cuzcatlecos, la conquista era un hecho inevitable; pero no por eso el aguerrido pueblo de la tierra de preseas se quedó de brazos cruzados. Sin embargo, los civilizados de la sociedad actual somos sometidos a través de las falacias más estratégicas de los políticos, y que aún a pesar de ser descubiertas, simplemente bajamos nuestros brazos y cerramos nuestra boca para que puedan continuar aprovechándose, aun más, de la ignorancia del pueblo.

¿Quiénes serán los verdaderos ignorantes? Aquellos que nos dejaron una gesta gloriosa de lucha ante las masacres de sus invasores, aquel Anastasio Aquino que levantó su voz y sus armas en contra de las injusticias de los grandes terratenientes o los civilizados de hoy que aplauden, veneran e idolatran a esos conquistadores y terratenientes que explotaron al pueblo y se disfrazaron de ovejas para luego abrir sus bocas como lobos rapaces listos para devorar sin misericordia a un pueblo.

El silenciar la realidad es una de las mejores armas de sometimiento al pueblo, callar la realidad, disfrazarla y maquillarla lo mejor posible, asegurará el silencio ignorante de las masas. El silencio no siempre es de oro a veces es simple cobardía, cobardía de aquellos que no quieren mostrarnos la verdad por miedo y conveniencia; pero también es cobardía de aquellos que no la queremos conocer porque creemos que “así estamos bien” o por la  ignorante pereza de tomar un libro para dejar de ser objeto de más falacias. Es momento de renunciar a ser unos simples cobardes. 

JESÚS Y LOS ROMANOS

Uno de los malentendidos más comunes acerca de Jesús es que no se lo menciona en ninguna fuente antigua fuera de la Biblia. Al contrario, existen numerosas referencias a Él como figura histórica que murió a manos de Poncio Pilato. Algunas hasta comentan que se informó que había resucitado de los muertos y que era adorado como Dios por todos los que lo seguían. Gary Habermas discute todo esto en su libro Ancient Evidences for the Life of Jesus [Evidencias antiguas acerca de la vida de Jesús] (Thomas Nelson, Nashville, 1984). He aquí algunas de esas referencias:

TÁCITO

Historiador romano que vivió después de Cristo, del 55 al 120. Tácito hace, por lo menos tres referencias a Cristo. En la primera, explica como Nerón culpó a los cristianos por el incendio que destruyó gran parte de Roma.

<<Por consecuencia, para librarse del informe, Nerón le endilgó la culpa a una clase odiada por sus abominaciones, que el populacho llamaba cristianos, infligiéndoles las torturas más crueles. Cristo, de donde venía el nombre, sufrió la pena extrema durante el reino de Tiberio a manos de uno de nuestros procuradores, Poncio Pilato. Y una muy maligna superstición, controlada por el momento, volvió a surgir no solo en Judea, la primera fuente del mal, sino hasta en Roma, donde encuentran su centro y popularidad todas las cosas aborrecibles y vergonzosas de todas partes del mundo. Concordando con esto, se arrestó primero a todos los que se declararon culpables; luego, basándose en lo que informaron, se condenó a una inmensa multitud, no tanto por el crimen de incendiar la ciudad como por el odio contra la humanidad. A sus muertes se les añadió escarnio de todo tipo. Cubiertos con pieles de bestias, fueron condenados a las llamas para que ardieran, a fin de servir como iluminación nocturna, cuando aún expiraba la luz del día>>.

Observa que se mencionan los detalles básicos de la muerte de Cristo. La <<maligna superstición>> a que se refiere fue, probablemente, que Jesús iba a ser levantado de los muertos.

LUCIANO: UNA MENCIÓN SATÍRICA

Una interesante mención histórica de Cristo proviene de un escritor satírico de Roma llamado Luciano, cuyas palabras resuenan con el sarcasmo de nuestros populares animadores de televisión:

<<Los cristianos, sabes, adoran hasta ahora a un hombre: el distinguido personaje que introdujo sus novedosos ritos, y que fue crucificado por eso... Ves, estas desorientadas criaturas empiezan por el convencimiento general que son inmortales, lo que explica el desprecio por la muerte y su voluntaria consagración, tan comunes entre ellos. Además, su legislador original les imprimió la noción de que todos son hermanos desde el momento en que se convierten -y niegan a los dioses de Grecia-, y adoran al sabio crucificado - viviendo según las leyes de este. Todo eso lo toman con mucha fe, resultado de ello que desdeñan todos los bienes del mundo por igual, considerándolos como propiedad común>>. (<<The Death of Peregrine>> [La muerte del peregrino], en The Works of Lucian of Samasota [Obras de Luciano de Samasota], traducidas al inglés por H.W. Fowler, cuatro tomos (Clarendon Press, Oxford, 1949).