9 de septiembre de 2011

REALIDAD QUE SUPERA LA FICCIÓN

A continuación un breve resumen de la investigación realizada en la Gruta del Espíritu Santo, Corinto, Morazán.
La Gruta del Espíritu Santo, constituye todo un tesoro de historia, cultura, arqueología e identidad. Para poder observar este tesoro es necesario ir más allá de la inmensa cueva de 30 metros de altura que se erige imponente en el cielo azul salvadoreño, no sólo se trata de pinturas que vienen de hace mucho tiempo atrás y de inmensas piedras alrededor.
Toda una cosmovisión histórica, organización política, religiosa, cultural y muchas artes están ahí representadas. Ricardo Lindo, miembro de la Dirección de Investigaciones de la Secretaría de Cultura, decidió estudiar este sitio guiado por esa idea. Las diferentes figuras que forman parte del arte gráfica rupestre nos dicen la forma de vida, lo cotidiano, lo que hacían las diferentes personas que habitaron este sitio.
Las expresiones gráficas que se pueden observar  no fueron pintadas de una sola vez o por un solo grupo de habitantes, son múltiples las probabilidades de los grupos que pudieron descubrir, habitar y desarrollar su vida en este lugar.
Diferentes tipos de colores, de distintos materiales, unos de origen animal, otros de origen vegetal, diferentes trazos, formas, líneas y diseños, pueden confirmar lo anterior.
El desarrollo del acervo artístico y cultural es tal que al observar las figuras danzantes, permiten imaginarnos al ser humano haciendo uso de la música como parte de su vida, una forma de rito quizá a los dioses en los cuales creían.
También existen figuras enmascaradas, representación perfecta de la antigua forma de hacer teatro, representando posiblemente a los diferentes entes a los cuales daban atributos divinos, las luchas bélicas o incluso su diario vivir como parte de la sociedad.
Hasta donde las investigaciones han revelado, permiten saber o creer que este sitio fue un centro ceremonial. Es precisamente, guiado por estas expresiones que Lindo, agrega a la lista de arte la poesía, por las oraciones elevadas a los elementos considerados dioses: el fuego, el agua y el viento.
Además, es de conocimiento, que para las antiguas civilizaciones estas manifestaciones religiosas congregaban a todo el pueblo, quienes al unísono, podemos imaginar una resonante, melodiosa y orquestada ópera. E incluso la forma de la cueva nos permite creer que ésta pudiese funcionar como escenario, que posiblemente por su forma de concha curva podría albergar una acústica funcional para tal tipo de reuniones, quizá masivas en momentos determinados.
Como factor agregado en los alrededores de la cueva se encuentran megalitos, lo cual nos dan indicios que los primeros salvadoreños que poblaron el territorio, es posible que tuvieran conocimientos previos de la escultura. Es por estas razones que este sitio puede ser considerado el primer centro de las artes en el actual territorio salvadoreño.
También, puede ser considerado un centro astronómico u observatorio astronómico. Posiblemente cumpliendo muchas funciones, que nos indican el paulatino pero constante desarrollo de los habitantes de este lugar, tomando como punto de referencia la agricultura.
De acuerdo a la observación del sol determinaban las estaciones, y el cuál era el mejor tiempo para la siembra, mostrando un nivel superlativo de autoridad de los astros (dioses) sobre la estructura social, política, económica e incluso de salud reproductiva; de acuerdo a los astros determinaban a que profesión se dedicaría el recién nacido o si sería una persona buena o mala, creían que el mejor momento en que una mujer podía dar a luz era en luna llena.
Volviendo a los megalitos y su constitución de un observatorio astronómico, el cual han puesto en duda algunos científicos. No obstante, el profesor Jorge Colorado al subirse a uno de los megalitos de la formación más larga, provisto de una brújula, al descender afirmó: “Están alineados estrictamente de norte a sur. Creo que estamos ante un observatorio astronómico”. Además pudo comprobar a través de la alineación, el hecho de que las personas que formaron parte de esta sociedad antigua se guiaban lógicamente por el sol; ya que notificó a través de su investigación que los megalitos que se sitúan entre los otros dos marcan el horizonte dentro del cual se oculta el sol a lo largo del año, mientras que otro menos grande, un poco más atrás señala el punto del crepúsculo vespertino durante los equinoccios.

Como parte de la dinámica imaginaria que se puede vivir en la cueva, es posible agregar, la existencia de gigantes que pudieron realizar las ubicaciones de los megalitos, además de ser los autores de las pinturas más altas. Aunque también hay quienes creen que fueron realizadas como un arte decorativo, usando escaleras o al menos algunos artefactos que funcionaran como tal.
La Gruta del Espíritu Santo, es un punto de convergencia donde puede vivirse una aventura histórica-cultural, es como una máquina del tiempo que puede trasladar a cualquiera que sea capaz de atreverse a un punto histórico de muchos años atrás. Lo cual permite afirmar que este lugar es realidad que supera la ficción, los artefactos encontrados, vestigios de la existencia de dinosaurios, gigantes, la astronomía, su  conocimiento en las artes, su organización política, su deseo de comunicación, su esperanza de ser un legado inmortal para todas las generaciones, definitivamente el punto de encuentro de identidad cultural salvadoreña, que supera cualquier otra atracción; pero que pocos pueden disfrutar debido a la ignorancia pronunciada y poco interés en la historia.
Son muchos los aspectos de la vida que son posibles percibir, incluso los animales trazados como el cangrejo dan referencia a la proximidad del río donde habita esta especie, posiblemente su alimento en mayoría. El maíz, como el alimento de antaño pero por excelencia del pueblo salvadoreño, también se encuentra entre las pinturas de la cueva.
Todo esto nos permite dibujar en nuestra mente un boceto original, casi perfecto, de lo que fue la vida del hombre en este lugar, muy seguramente desde el viaje emprendido del África, tal como lo revelaba el documental “El Origen del Hombre”, hasta converger en este punto.
Lastimosamente, tesoros como este son poco valorados en el país. Tomando como consideración que el país es geológicamente muy activo y climáticamente vulnerable, volviendo más frágil al arte gráfico rupestre, que tal como es el caso de la Gruta del Espíritu Santo, no se encuentra protegido debajo de la tierra, sino que se encuentra a la intemperie.
Esto significa que es afectado fácilmente por el clima, por la actividad sísmica y por factores antrópicos, es decir, donde se tiene presente el factor humano como un modelador del paisaje a base de: guerras o desamortizaciones, alterando el uso de los espacios donde hay arte rupestre; tal como sucedía cuando la Gruta el Espíritu Santo estaba en manos privadas y el uso del carbón dañó algunas pinturas, además el proceso de fabricación del jabón que se realizaba ahí e incluso balas del conflicto armado salvadoreño, dañaron la estructura de este patrimonio cultural.
Definitivamente, tal como lo menciona Ramón Rivas, antropólogo social, en Representaciones Gráfico-Rupestres en El Salvador: “Donde no hay conocimiento por lo que el medio presenta es como que todos son ciegos y más se destruye”. No se debe permitir que esto ocurra con la Gruta del Espíritu Santo, Corinto, Morazán; el sitio donde convergen la historia, la cultura, el arte, la realidad… realidad que supera la ficción. 

1 comentario:

  1. interesante! mmm es peligroso visitarlas? digo ya sabes la delincuencia y todo lo que se vive..

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